Tres años, tres largos años. Tres densos años. Hoy se cumple ese tiempo desde que puse, por primera vez, el pie en el laboratorio. En ese tiempo he aprendido muchas cosas, eso no lo puedo negar, aunque la mayoría han sido por mi propio interés y por querer ir más allá de lo que mi trabajo implicaba.
El laboratorio ha cambiado, ahora lo conformamos un grupo distinto de personas. De aquellas que estaban cuando atravesé sus puertas quedan pocas, y nuevas han ocupado sus lugares.
Tampoco es la misma la motivación, que ya casi no existe, ni la confianza en seguir la buena dirección. De hecho creo que no hay dirección. Ni siquiera veo atisbo de justicia pero, en eso, se parece mucho al resto del país.
De haber estado allí estos tres años no me arrepiento, lo hago de muy poquitas cosas en la vida, pero no tengo muy claro que haya sido la mejor decisión. El sufrimiento ha sido, es, y será muy intenso y en muchos y variados ámbitos. Pero bueno, es probable que los acontecimientos se precipiten en poco tiempo...
No tengo nada claro que vaya a existir un post análogo a este dentro de otros tres años.