Siento que necesito expresar algo, contar algo o simplemente desahogarme. Pero no se cómo, con quién o el qué. Normalmente lo habría solucionado escribiendo en algún sitio informático, aquí, en algún documento, no se, en algún lugar. Pero creo que esto ya no es suficiente, aunque no lo se.
Noto que necesito algo que no tendré, que no se que cosas quiero, que si hablara con alguien no podría ser con nadie conocido, pero tampoco con un completo desconocido ya que no tendría confianza suficiente para hablar.
¿Es por esto que me siento solo? No lo se, no se que es lo que pasa. Si es presión, si es exceso de felicidad ajena, estrés, angustia de añoranza de un ser muy querido. No lo se. Nunca se nada, pero es lo que hay. Esto que siento no consigo que pase. Hay veces que me hace estar de mala leche, hay veces que me abate, hay veces, muchas veces, que trato de ocultarlo, de acallarlo manteniendome ocupado con otras cosas, para lo cual mi consola recién pirateada me está ayudando bastante.
Pero hay momentos en que nada de todo eso vale, que la música no amansa a la fiera sino que, en determinados momentos incluso la alimenta. ¿Por qué la fría, dura y sabia razón no hace nada? ¿Por qué no me aconseja ella que siempre me ha guiado? ¿O es acaso que algo me impide escucharla? ¿No estaré entrando en un ciclo de autocompasión del que, incoscientemente, no quisiera salir?
Los secretos de la mente son oscuros, peligrosos y muy escurridizos. Quizá sea porque no estamos preparados para saber la respuesta de algunas preguntas. Pero creo que estas no son demasiado profundas ni sería demasiado mala la respuesta ¿no?
Noto que necesito algo que no tendré, que no se que cosas quiero, que si hablara con alguien no podría ser con nadie conocido, pero tampoco con un completo desconocido ya que no tendría confianza suficiente para hablar.
¿Es por esto que me siento solo? No lo se, no se que es lo que pasa. Si es presión, si es exceso de felicidad ajena, estrés, angustia de añoranza de un ser muy querido. No lo se. Nunca se nada, pero es lo que hay. Esto que siento no consigo que pase. Hay veces que me hace estar de mala leche, hay veces que me abate, hay veces, muchas veces, que trato de ocultarlo, de acallarlo manteniendome ocupado con otras cosas, para lo cual mi consola recién pirateada me está ayudando bastante.
Pero hay momentos en que nada de todo eso vale, que la música no amansa a la fiera sino que, en determinados momentos incluso la alimenta. ¿Por qué la fría, dura y sabia razón no hace nada? ¿Por qué no me aconseja ella que siempre me ha guiado? ¿O es acaso que algo me impide escucharla? ¿No estaré entrando en un ciclo de autocompasión del que, incoscientemente, no quisiera salir?
Los secretos de la mente son oscuros, peligrosos y muy escurridizos. Quizá sea porque no estamos preparados para saber la respuesta de algunas preguntas. Pero creo que estas no son demasiado profundas ni sería demasiado mala la respuesta ¿no?
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