Ayer estaba haciendo zapping después de cenar (si, es una práctica de riesgo sabiendo cómo están los canales últimamente...) y pillé un capítulo bastante antiguo de Anatomía de Grey. En él, la doctora que vino a sustituir al doctor Berk en cirugía bascular explotó (por celos y rechazo) y dijo precisamente la frase que titula esta entrada, además de explicarla de forma que me sentí, en parte, bastante identificado con ella.
Porque sí, a mi tampoco se me da bien hacer amigos, aunque no sea ninguna novedad esta declaración, por estos lares. Y las razones que dio también se ajustan bastante a lo que yo pienso ya que a mi tampoco me cae bien la gente que no conozco, soy raro, de hecho soy raro entre los raros (y me encanta) o no voy a tratar de agradar a la gente, porque si.
Pero hay más motivos, yo no tiendo a cuidar lo que digo ya que suelo decir lo que pienso, sin más, a mi jefe, a mis conocidos... a casi todo el mundo y eso es algo que no suele caer bien entre la gente. Sabéis que opino que si la gente dijera lo que piensa el mundo sería más feliz y sencillo, pero el ser humano es así, esconde todo bajo la alfombra hasta que se nota demasiado.
Puede que mi concepto de la amistad también tenga bastante que ver en el hecho de que me cueste hacer "amigos". Para mi la amistad es algo muy simple, pero muy difícil de alcanzar. Consiste, básicamente, en 2 (o 4, como queráis verlo ya que las dos deben ser recíprocas) premisas:
Estar en los momentos malos. Es lo que se supone a una amistad ¿no? Es una persona que va a ayudarte a superar tus dolores, que te va a servir de apoyo cuando todo lo demás falle. Es algo que no es fácil de encontrar, es cierto, alguien en quien confiar no es sencillo, y mucho menos alguien a quien pedir ayuda. Y por eso esto es lo que mucha gente considera amistad. Bueno pues yo discrepo. Obviamente lo considero muy necesario, lo considero una de las premisas, si, pero no es tan raro encontrar algo así. De hecho encontrar compasión y compañía en otros es algo bastante sencillo. A la gente, por norma general, le gusta ayudar a otros, o al menos creer que lo hacen. Las miserias de los demás hacen parecer menos miserables las propias, lo que hace que muchas personas puedan cumplir esta premisa.
Como ya he dicho, debe ser recíproco, y esto se traduce en que para que yo considere a alguien como mi amigo debo estar para ayudarle cuando lo necesite. Debo ser capaz de dejar cualquier otra cosa de lado si es menester, porque la amistad no es algo de lo que solo se tenga que beneficiar uno, y si la balanza falla... nada se mantiene.
Y llegamos al segundo punto, y el que verdaderamente es difícil de cumplir. Para que yo considere a alguien como mi amigo deben alegrarme sinceramente y sin reservas sus éxitos, así como él debe alegrarse sinceramente de los míos. Algo que parece tan sumamente sencillo es, en realidad, uno de los requisitos más duros que se puedan imponer ya que muy poca gente es capaz de hacerlo. De hecho las envidias y rencores se dan incluso dentro de las familias. Fingir es muy fácil, sentir de verdad, muy complicado.
Por supuesto, dejar la amistad reducida a esto puede parecer poco, pero en realidad yo creo que lo resume todo muy bien. El resto de cosas que también son importantes, puede hacerlas un conocido, un colega.... o cualquier otra gradación de conocimiento. Pero un amigo, esa persona que va a seguir estando ahí aunque lleves sin hablar con él o sin verle... años. Eso no es algo con lo que se pueda frivolizar.
Y es que me enerva sobremanera esa aptitud actual del mundo del "millón de amigos". Esa competencia a ver quien tiene más "amistades" en las diferentes redes sociales. Y ya no en el mundo virtual, hablo también en la realidad. Hablo de todas esas personas que se consideran "amigos" porque salen juntos a beber todas las semanas, porque se ríen mucho y son compañeros de clase/trabajo/peña.... Esas relaciones de "amistad" que hacen pasar como eternas con el apelativo de "FF" y que realmente no soportan ni un pequeño cambio de costumbres.
No critico esas relaciones, critico la frivolidad de la gente que considera eso como amistad. Y si, supongo que esos son los amigos que me cuesta hacer porque a mi las relaciones de ese tipo no me aportan nada, y las cosas que no me aportan nada... normalmente no merecen mi tiempo.
¿Soy un antisocial? Si, probablemente mucho más que eso, y además me enorgullezco de ello. La gente, como concepto, me.... me sobra. Claro que se que hay individuos que merecen la pena y no quiero incluirlos en la generalización ya que es esta absurda sociedad la que me horroriza y la que considero que la selección natural debería purgar (aunque, de momento, todos los indicios apuntan a que la selección natural terminará purgando lo que "no debe" y dejando aquello que no se lo merece...).
Así que si, es cierto, no se me da bien hacer amigos aunque hay veces que hasta yo mismo me sorprendo dando una oportunidad a gente que, sin más, me cae bien, o con la que siento una comprensión más elevada que con el resto...
4 comentarios:
complejo asunto hermano, yo digo el mejor amigo puede y debe ser uno mismo, para todo lo demás...mastercard.
Me gusta esa filosofía aunque yo creo que más que un amigo uno mismo debe ser algo de lo que uno se sienta orgulloso cada día, sin importar lo que piensen los demás
El concepto de amistad es muy relativo y amplio a la vez. Yo, a tus dos premisas, añadiría una tercera. Amigo es aquella persona con la que eres al 100% tú mismo y con la que no te cohibes para nada.
Esa tercera premisa es muy complicada de cumplir, hay gente que no es capaz de cumplirla ni siquiera en soledad. De hecho hay mucha gente que no sabe qué es ser 100% uno mismo. Pero si, sería idóneo que se cumpliera esa tercera premisa ;)
Publicar un comentario