Hace unos días dimitió el rector magnífico de la Universidad de Salamanca, mi universidad. Nunca pensé que una decisión como esa pudiera tener consecuencias tan repentinas e inesperadas.
La universidad se ha sumido en la incertidumbre. La forma en que el Rector dimitió, sin dar más explicaciones que "motivos personales" no han dado lugar más que a especulaciones, calumnias e incertidumbres.
Nadie sabe que va a pasar y hasta cierto punto hay "miedo". Por ahora no se sabe quién querrá presentar candidatura para las elecciones de Septiempre. Hasta entonces el equipo rectoral seguirá el camino que tenían marcado hasta ahora.
Puede que haya servicios de nueva creación que desaparezcan con quién salga elegido. Nadie sabe nada y los rumores cada vez son más numerosos y disparatados.
Lo que a mi ni me parece bien es que se aproveche el anonimato de internet para hacer leña del árbol caido y criticar las acciones del rector. Yo no quiero opinar porque ni sé qué le ha llevado a tomar semejante decisión ni creo que tenga por qué saberlo, y tampoco puedo opinar de sus actos porque, en lo que a mi concierne, me ha beneficiado. No tendría la beca que tengo de no ser por su equipo.
Pero no creo que se deba criticar por criticar ni hablar sin saber. Nadie pone en duda que ha hecho muchas cosas por la Universidad de Salamanca y que si llegó hasta allí con lo jovén que es, quiere decir que tenía las cualidades.
Y bueno, no mucho más que decir. Espero que este ambiente de incertidumbre no dure mucho tiempo. Me marcho ya, pidiendo respeto para el que ha sido nuestro rector y que, si se ha visto obligado a renunciar es que motivos tenía.
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