Aún se me hace raro pensar en las vacaciones. Las de verdad. Las que implican no tener que hacer nada durante su transcurso. Pero oye, que no me quejo y la verdad es que son necesarias. Yo he tenido unos pequeños 16 días de descanso que, aunque no ha sido mucho, tampoco ha sido demasiado poco xD.
Y, ¿qué he hecho durante estos días? Pues he tenido la suerte de hacer muchas cosas. Empecé salvando a unas pequeñas y rechonchas hadas que habitan un colorido país de gatos, de las garras de una malvada tortuga que las tenía retenidas. He participado, con unos amigos en la salvación de Arkham del horror del ataque de un primigenio que amenazaba con destruirlo todo a su paso. He visitado la Hondonada de las Hadas para ver el origen del "Bacalao" más famoso, así como de un nuevo don de hada.
He visto Tierras futuristas, con miles de realidades diferentes, con otras razas inteligentes, coches con sentimientos, antepasados arrancados de la corriente del tiempo, autómatas que no cumplían las Tres Leyes y un ordenador con todas las respuestas a todas las preguntas.
He sido un superheroe tecnificado con un ayudante robótico con el que apalizar monstruos y saquear mazmorras a la vez que apuñamos a nuestros amigos con los que después nos hemos retado en luchas o carreras.
Me he sentado bajo las ramas del gran árbol Deku pasa así admirar su gran porte desde una perspectiva mucho más real que antes. Mariposas virtuales me han pasado por delante de cara en una casa de la Toscana. He estado bajo la lluvia en el mismo lugar donde Totoro espera al Gatobus al volver a casa cada noche.
He hecho infeliz a una pobre familia de reanimados para, tras ello, acabar con su vida de la forma más irónica que fuera posible y que así pudieran protagonizar alguna de las muchas horas de incesante cotilleo.
He recorrido un devastado Estados Unidos de dentro de veinte años tratando de proteger a la única niña inmune a una suerte de ophiocordyceps mutado capaz de zombificar al ser humano con el único afán de extenderse.
Y he hecho unas cuantas cosas más, no tan espectaculares, eso si, pero que también han llenado su pequeño espacio de tiempo. Hay cosas que no he hecho, como pensar en el trabajo, y eso creo que me ha venido bien. Tampoco he podido salir físicamente de esta ciudad que últimamente noto como que me encarcela, como que necesito respirar algo de aíre del exterior. No se, igual es una bobada...
Y este lunes todo esto se terminó, tocaba volver al trabajo y, en cierto sentido, a la rutina. Y digo "en cierto sentido" porque esta no iba a ser una típica semana de trabajo, al fin y al cabo la mayoría de mis compañeros tenían más vacaciones que yo. Y mentiría si dijera que me esperaba una buena semana, esperaba que fuera muy tensa, llena de silencios incómodos y momentos para el olvido.
Pero la realidad ha sido bien distinta. Ha sido una semana que... bueno que ójala las normales fueran así. Los silencios incómodos se transformaron en largas conversaciones sobre lo humano y lo divino y... me alegro que haya sido así.
Ahora, con el comienzo del nuevo mes comienzan las nuevas y las viejas rutinas, empiezan los cambios del nuevo "curso" y veremos qué nos depara. A los que aún os queden días de asueto aprovechadlos para descansar, que siempre es necesario y los que volváis al duro trabajo, ánimo con ello.