La entrada de hoy... bueno la de ayer, iba a versar sobre cómo instalar los drivers de Ati en una instalación fresca de Ubuntu 11.10. O más bien sobre cómo solucioné mis problemas con el ordenador por si alguien más en este enorme universo tiene, ha tenido o tendrá el mismo problema que tuve yo. Pero no tengo ánimo. Hoy no puedo, estoy harto de que la vida me de una pizquita de cosas buenas y un océano de palos.
Hoy no tenía ánimo, no lo tenía. El tiempo no ha acompañado por supuesto. Como muchas otras veces, hemos coincidido, o más bien mi alma ha coincidido con la tromba de agua que caía sobre la ciudad. Gracias a Dios aún tengo la dignidad suficiente como para que la imagen que doy al exterior no sea tan penosa, aunque por primera vez alguna persona se ha percatado de mi estado. Lástima no poder dar una respuesta apropiada sobre la causa de mi tormenta.
Y es que realmente... esta mañana no me pasaba nada... nada, y no podía levantar el alma, el cuerpo... el corazón. Y bueno, como bien auguraba el día acabó... la vida riéndose de mi una vez más. Es mi sino ¿no? Fue bonito, precioso, mientras duró.
Creo que ya es hora de madurar... de olvidar los viejos cuentos, de asumir que no hay Bella para esta bestia, que no hay Dama para este vagabundo... que no hay Princesa para este ladrón. Walt Disney murió hace ya muchos años y hace mucho tiempo también que yo debería haber crecido, haber madurado, hacer cosas "de mi edad". Al resto se les ve felices. ¿Cuánto más tardaré en asumir y aceptar que llegó el momento de "introducirse el lápiz de cera por la nariz" y ser como los demás, como el maldito rebaño del que siempre he huido?
Estúpido de mi, sigo manteniendo la esperanza... YO, el ser más absolutamente pesimista del mundo, yo tengo esperanza en imposibles. Y así me va la vida, con casi 23 años y soñando con "un mundo ideal", con una princesa con quien compartir mi vida.
Ya es hora de tomar realmente el camino de la razón, el camino que me prometí tomar al principio de este curso. Un camino centrado en el trabajo, en la obligación, con escapadas al mundo de los videojuegos, las dos únicas cosas que se me dan "bien" en la vida. Sería bonito pero yo no voy a tener mi "11 de marzo" más allá de mi cabeza...
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