Kinect, esa cámara que se sacó Microsoft de la manga hace algo más de 8 años bajo el nombre de Project Natal. Posiblemente el mayor caso documentado de publicidad engañosa al que se ha enfrentado el mundo de los videojuegos, y hay que reconocer que se han producido muchos a lo largo de estos años.
Muchos recordamos aquella presentación en el E3 de 2009, con un nuevo producto para Xbox 360 que buscaba competir contra los sensores de movimiento de Nintendo y Sony. Microsoft acababa de comprar una empresa que había patentado una cámara capaz de medir e interpretar la profundidad que se presentaba ante ella y las posibilidades eran ilimitadas.
Nos presentaron un trailer que hacía las delicias de cualquier jugador, aunque pareciese ridículo lo que hacía la familia, y quien lo niegue miente. Todos nos imaginábamos un mundo de interacciones nuevas, dinámicas, sencillas, llevando lo que nos había mostrado Wii a un nuevo nivel. El único problema que nos planteábamos es que ninguno tenemos un salón como el que salía en el vídeo, pero eso ya sería un problema del futuro. Nos aseguraron que todo lo que mostraban eran demos técnicas reales y que en breve podríamos probarlas por nosotros mismos.