Mi cabeza se empeña en ponerme a prueba, ponerme a prueba constantemente. Es muy probable que ya conozca mis límites y los tenga marcados con líneas indelebles y bastante gruesas, vamos que no hace falta estar marcándolos cada dos por tres, pero aún así me empeño en tocar las narices.
Ya la noche auguraba que hoy iba a ser un mal día y, como digo siempre, lo ha sido, o al menos lo está siendo y ya no tiene oportunidad de mejorar, solo de ir a peor así que... Y claro, como no, yo en los malos días... tengo que provocar males mayores.
Anteayer fue la primera vez que pude pensar en determinado nombre sin asociarlo a determinada persona. Conseguí asociarlo en primera instancia a alguién mucho mejor y con quien me apetece muchísimo más compartir mi tiempo, así que me vine un poco arriba y dado que había a gente que le intrigaba cierta información me he dispuesto hace un rato a conseguirla.
Pues no ha sido buena idea. No ha sido tan mala como podría haber sido, como ha sido otras veces, pero si que he terminado viendo el final secreto, 2 veces, del Kingdom Hearts: Dreams Drop Distance, cosa que no debería haber hecho ya que no he visto los finales del 2, Chain of Memories, 358/2, Birth by Sleep o ReCoded (y eso por no hablar de los secretos de los mismos o sus versiones Final Mix). Así que no, no debí hacerlo, supongo, al menos no lo que me llevó a ver el vídeo. La verdad es que ver el final secreto no me ha supuesto ningún tipo de trauma, ni me ha desvelado nada que no hubiera conjeturado yo ya. Simplemente ha creado más incógnitas en mi cabeza y ha conseguido que necesite ese juego con muchas más ganas.
Pero no, lo primero no fue buena idea, al menos hoy no.
En cualquier caso, he dicho que me pongo a prueba y no solo me pongo a prueba con eso... No entiendo por qué tengo la imperiosa necesidad de hacer lo que tengo que hacer tan apurado de tiempo, bueno creo que eso se debe a que no tengo ninguna motivación al respecto. Cosas de los profesores supongo.
Y salíendonos de mi vida académica, tengo que contar la gracia que le dió ayer a mi cerebro por hacerme. Se lo debió de pasar pipa... Mis límites respecto a mis actuaciones con ciertas personas están muy muy muy.... muy marcados. Pues bien, la tortuta de ayer (que en una versión tan bien pensada es algo nuevo) fue idear un plan fantástico para enamorar a una bella dama cuyo nombre no escribiré por aquí.
Es un plan tan tremendamente dependiente de variables incontrolables que solo puede salir, u horriblemente mal o perfecto. Y desde luego si saliera bien, lo más probable es que funcionara a las mil maravillas. Pero claro, todo es muy bonito sabiendo que yo nunca haría algo así... El cuento de la lechera vamos, solo que encima, sabiendo que es un cuento chino...
Y en estas estoy, escribiendo estupideces, bastante inconexas, mal escritas y difíciles de seguir para desahogarme un poquito de mis frustraciones diarias... Y ahora me voy que tengo que terminar un algoritmo para esta tarde :S
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