Reto anual concluido con éxito, y no han hecho falta ni dos meses para completarlo. El año pasado, El Quijote, fue más duro, la verdad, aunque solo tenía una centena más de páginas. Pero bueno la cuestión es que el reto literario de este año se ha cumplido y hay que empezar a pensar ya en cuál será el del año que viene. Se admiten sugerencias, por supuesto. Aún no he pensado ni en qué será un reto, pero bueno, queda mucho tiempo para decidirlo. Algo se nos ocurrirá.
908 (18 capítulos, además tiene otras 189 páginas de comentario a la obra y la traducción).
Pero ahora toca hablar un poquito del libro ¿no? Al fin y al cabo esto quiere ser una "crítica literaria". Y lo primero que voy a decir es la sorpresa que me he llevado con este libro. Llegaba a él con la idea de que era un "reto horrible", uno de esos clásicos inabarcables que sólo unos cuantos locos han llegado a terminarse. Uno de esos libros, recomendados en todos los cursos de filología pero que muy pocos filólogos han osado siquiera empezar.
Pero la verdad es que no ha sido para tanto, ni muchísimo menos. Puedo decir con sinceridad que me ha costado menos que El Quijote el año pasado. Y eso que este último se acerca más al tipo de libros que suelo leer. Puedo decir incluso que he disfrutado ciertas partes de la historia que nos cuenta Joyce en este experimento literario.
Porque el Ulises es, ante todo, un experimento. Una forma distinta de narrar una historia, de contar unos hechos, de involucrar al lector con los personajes. Naturalmente no tengo conocimientos literarios suficientes como para hablar folios y folios sobre lo que representa este libro dentro de la Literatura Universal, pero si puedo decir que es muy distinto a la mayoría de los libros que se pueden encontrar.
Consta de 18 capítulos, de longitud creciente, al menos hasta que dejaron de publicarse de forma periódica tras el capítulo 13. En cada uno de ellos Joyce experimenta un estilo distinto, llegando incluso a convertir su novela en teatro en el capítulo 15. Esto hace que no sepas muy bien a qué te vas a tener que enfrentar tras la siguiente página. Que, cuando te has acostumbrado a un estilo, cambia dramáticamente volviendo, una vez más, la lectura un proceso lento y tedioso. Hay capítulos que son un auténtico dolor el atravesarlos, mientras que otros... son algo más sencillos.
El ritmo es bastante lento, si lo comparamos con libros mucho más ligeros. Y es que contar 24 horas en 908 páginas no da para acelerar mucho ni para elipsis temporales importantes. Básicamente Ulises cuenta un día en la vida de Leopold Bloom, aunque realmente empieza contando el despertar de Stephen Daedalus, la representación que Joyce hace de su "yo" veinteañero. En cualquier caso, la historia principal gira en torno a ambos, aunque centrándose, como ya se ha dicho en Bloom.
Siguiendo el día de este publicista judío se puede vislumbrar una muy detallada fotografía de Dublín a principios del siglo XX. El Dublín auténtico, el de sus dublineses, desde los bajos fondos hasta la alta sociedad. Los temas de conversación y, sobre todo, las preocupaciones cotidianas que les acuciaban.
Precisamente, uno de los puntos más interesantes del libro es la forma en la que se representa el mundo interior de los personajes. Esta es la forma más brutalmente auténtica del proceso mental que me he encontrado nunca en una novela. Joyce representa los pensamientos tal y como ocurren, no sólo lo importante para la historia. Eso, naturalmente, hace que la historia sea mucho más complicada de seguir pero la dota de una magia especial, un hiperrealismo mental que, lejos de asustar, te llama a seguir indagando. Además, lo aprovecha para dotar a la historia de un contexto histórico y personal muy amplio. Llegamos a conocer a los personajes perfectamente aunque sólo pasemos un día con ellos.
Es, fundamentalmente, por este hecho que creo que cualquier escritor que se precie debería pasar por Ulises. Ya no sólo para ver una forma magistral, aunque muy poco ágil en la mayoría de los casos, de representar el pensamiento, si no también porque es un auténtico tratado de cómo contar un solo día y, al mismo tiempo, contar muchos años.
Y bueno, mención especial merece la obra maestra que constituye, bajo mi punto de vista, el capítulo 18, último del libro, que sirve como conclusión y cierre y en el que entiendes, con rotundidad, para lo que te has estado preparando durante los 17 capítulos anteriores. No quiero spoilearos nada pero, de verdad, yo con ese capítulo me quito el sombrero ante el maestro Joyce.
Ahora mismo tengo la impresión de que este es uno de esos libros que dejan poso, que se saborean con el tiempo y que, según vas recordando sus pasajes te va gustando más y más. No es una experiencia que vaya a recomendar, al menos no de forma directa. A mi me ha sorprendido muy gratamente, pensaba que iba a ser un ladrillo prácticamente imposible de terminar y al final me ha dado pena acabar la historia.
Pero tampoco quiero engañar a nadie, no es un libro fácil, no es una historia ligera con la que evadirte del día a día. Requiere mucha atención para poder avanzar, mucho interés para atravesar sus párrafos más áridos y una considerable fuerza de voluntad para no dejarlo abandonado en la mesilla de noche.
Si te haces con él, aprendes a domarlo y a apreciar sus aristas es una experiencia de la que no te vas arrepentir. Como digo, deja poso en el recuerdo, y es un poso muy agradable. Yo, desde luego, guardaré mucho mejor recuerdo de él que de... "Sobre la hierba de fumar de los Hobbits" xD. Tolkien se hace mucho más pesado en sus descripciones que Joyce en sus experimentos, pero ambos son artistas escribiendo, de eso no hay duda.
Por supuesto, si tenéis un amplio dominio del inglés, supongo que la cosa es leerlo en versión original. Dicen los expertos que la musicalidad que imprimió Joyce en sus páginas es digna de recordar. Para mi, de momento, ha sido suficiente con la magnífica traducción de Cátedra. (Se dice por ahí que la edición en catalán es fabulosa también, por desgracia es un idioma que no manejo).
La conclusión está clara esta vez, es un libro que me ha sorprendido mucho, para bien. Antes de empezarlo, e incluso cuando ya llevaba un buen número de páginas, decía que, naturalmente, no lo volvería a leer. Hoy ya no tengo tan clara esa afirmación, no descarto para nada una 2ª lectura dentro de unos años. Incluso me estoy planteando acercarme a "En busca del tiempo perdido" de Proust, algo que también negaba hace unos meses.
De verdad que si tenéis la mente abierta y fuerza de voluntad suficiente para que no pueda con vosotros os va a sorprender y os animo con él. Ahora, si lo que queréis son historias ligeras, de acción rápida y muchas intrigas, ni se os ocurra acercaros a Ulises, no es vuestro libro.
[...] Maeterlinck dice: 'Si Sócrates dejara su casa hoy encontraría al sabio sentado en el escalón de la puerta. Si Judas saliera esta noche sería a Judas adonde le dirigieran sus pasos.' Cada vida es muchos días, día tras día. Andamos por nosotros mismos, encontrándonos con ladrones, espectros, gigantes, ancianos, jóvenes, esposas, viudas, cuñados-en-el-amor, pero siempre encontrándonos con nosotros mismos. [...]