¿Cómo no seguir, oh Rosaura, a un hombre que conoce tantos mundos diferentes? Un hombre que ha vivido intensas aventuras, con miles de maravillosas historias que contar y leyendas que transmitir. Alguien capaz de renunciar a todo eso por tu amor.
Huye con él de la ciudad, casaos en la primera iglesia del camino, tened dos hijos y llamad a la pequeña Zoraida, como tu abuela. Escribid con vuestras vidas un relato digno de las estanterías de tu amado librero.
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