lunes, 8 de enero de 2018

No sólo los sellos se coleccionan

A los que me conocéis sabéis que practico el antiguo arte de coleccionar. A lo largo de mi vida he coleccionado muchas cosas, de hecho considero que colecciono colecciones pero solo hay un par o 3 de ellas de las que me sienta especialmente orgulloso. Hoy no es el día de hablar de ellas pero si que me he encontrado uno de esos vídeos curiosos que comparto a veces por aquí.



Como veis se trata de un corte de La Casa de Empeños, en el que un coleccionista quiere vender su enorme colección de rarísimas cartas de Pokemon. Una colección de la que dicen en el propio vídeo que contiene hasta el 20% de todas las cartas de Charizard que hay en el mundo. Lo cierto es que, para mi, contar con tantos ejemplares de un mismo artículo, carece de sentido y responde únicamente al afán especulador que mata al coleccionismo, pero bueno.
Lo cierto es que la carta brillante del primer Charizard siempre fue el "santo grial" del juego de cartas coleccionables de Pokemon. Esa carta que muy poca gente tenía y que, en mi caso, guarda una curiosa historia.
Cuando empecé a interesarme por las cartas de Pokemon, hace ya muchos años, fue cuando habían salido hacía muy poco en España, en plena fiebre de las criaturas digitales de Nintendo. Ya por aquellos tiempos la carta de Charizard era especial, y la más rara de todas. Bueno pues cuando mi abuelo me compró mi primer sobre, y lo abrí, la primera carta que vi fue ese Charizard.
Una carta que, naturalmente, aún conservo. Y si bien es cierto que no creo que tenga esa gradación de calidad 10, como la que sale en el vídeo y que el experto tasa en 390.000 $, si que ta tengo guardada a buen recaudo en un sitio localizado. Claro que, los que me conocen bien saben que mucho tienen que cambiar las cosas para que me deshaga de ella, o, en general, de cualquiera de las piezas de mis colecciones. Aunque algunas han ganado gran valor con el tiempo, al final son algo más que la propia especulación.
Ahora bien, eso no quiera para que me haya resultado muy curioso comprobar cuánto se puede llegar a pagar por una carta de cartón que, por azares del destino, fue mi primer contacto con este juego de cartas coleccionables.

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