Esta semana terminó encontrándome con algunos antiguos compañeros de laboratorio que celebraban su cena de "becarios" de verano en frente de mi casa. Agradable saludar a los amigos y poder compartir con ellos un ratejo. Al final a uno le queda el cariño que le guardan (y que guarda) y que, en este caso parece que es mucho. Esta claro que la objetividad es lo que queda cuando pasa el tiempo.
Pero hoy venía a hablar de otra cosa. Un año más vuelven los sábados de música al aire libre. Si, ya se que hace dos semanas ya hubo pero con la granizada que cayó poco antes de empezar... pues como que no. Y la semana pasada, el jazz se trasladó al Patio de Escuelas, que es mucho más incómodo.
En fin que hemos vuelto a los Jardines de Santo Domingo y lo hemos hecho todos los de siempre. Ya es tradicional ver pasar las mismas caras año tras año. Y así seguiremos mientras siga el espectáculo.
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