Un año hace ya (bueno, en realidad mañana, que el año pasado era domingo, pero eso son tecnicismos) desde que entré en el CNIC. Al final el tiempo pasa volando y por eso se me hace raro la gente que piensa en periodos tan "cortos" como si fueran una eternidad. Y cuidado, que yo he sido de los que un mes para el lanzamiento de un juego se me hacía una eternidad, pero al final, sin saber cómo ni por qué, el tiempo parece acelerarse y lo que antes tardaba en llegar ahora no lo ves venir.
¿Qué balance hago de este año en un nuevo puesto? Pues positivo, con mucho aprendido a la espalda y una buena dosis de responsabilidades adquiridas. Lo digo muy a menudo, y lo seguiré diciendo, pero es que es otro nivel. Pasar a que los proyectos que concenden, en parte con tu ayuda, sean de varios millones de euros, incluso superando la decena, no deja de ser un salto muy importante.
Y no sólo por lo que representan económicamente, claro, sino también porque para justificar esas cantidades las preguntas biológicas tienen más relevancia, al menos en las evaluaciones, para el conocimiento humano. Además de que las técnicas acompañan en complejidad y, sobre todo, en actualidad.
Al final esto no deja de ser como ir aumentando el zoom del mapa del conocimiento y, cuando antes todo parecía la frontera, ahora queda a años luz por detrás de esa compleja muralla que hay que desplazar.
Naturalmente eso implica que la dificultad de estar al día con todo aumenta, pero ahí está lo bonito, y lo que enseña. Siempre es mejor tener la sensación de no llegar a todo pero ir superando reto tras reto que la de tenerlo todo controlado y perder la capacidad de sorprenderse.
Al menos yo lo veo así pero imagino que habrá otra gente a la que no le importe quedarse atrás.
Cuando el año que viene toque el siguiente repaso, miraré hacia atrás y todas las novedades actuales me parecerán lejanas, porque la actualidad se siga imponiendo. Pero para eso se hace uno científico ¿no?
No hay comentarios:
Publicar un comentario