Hoy hace dos años que empecé mi andadura en laboratorio a lo que hay que añadir cuatro días para remontarnos al momento en el que conocí a mis compañeros. Dos años en los que ha habido momentos buenos y malos pero sobretodo aprendizaje y errores. Y con "errores" no quiero decir que me arrepienta de la mayoría de ellos simplemente que se que no era ni el momento, ni el lugar ni la forma, por lo menos de los más importantes.
Dos años y esos compañeros a los que empecé a conocer entonces ahora empiezan a abandonar el laboratorio, como nos tocará hacer a todos con mayor o menor dilación. Muchas cosas han cambiado en este tiempo y otras tantas siguen exactamente igual que aquel momento en que me senté en mi silla por primera vez.
Ya sabéis que soy amante de los momentos reseñables, me gusta pensar que cada momento de la vida es especial por algún motivo y que sólo hay que saber encontrarlo, y por eso me gusta destacar alguno de ellos en este pequeño trocito de ciberespacio pero en realidad poco más puedo decir sin entrar en detalles concretos.
Dos años desde que este informático se dejó reenamorar por el apasionante mundo de la vida, que empezó a tener a su alcance, no sólo las preguntas, sino también algunas de las respuestas ¿Cuántas más estarán por llegar?
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