No
alcanzó a imaginar las consecuencias.
Supuso
que levantaría polvo, o haría temblar algún guijarro. Pero la
realidad fue devastadora.
Ningún
pilar se mantuvo en su sitio tras estremecerse la estructura hasta
los cimientos.
Todos
consideraban que era un mero estorbo, absolutamente prescindible
aunque con alguna utilidad puntual. Incluso él mismo lo creía así.
Cuán
equivocados estaban.
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