Hoy quería hablar del Festival de la Luz que se ha celebrado los últimos días en Salamanca pero al pasear esta tarde por la Rua Mayor he decido dejar ese tema para mañana y hacer una pequeña reflexión.
Vaya por delante que no seré yo quien me atribuya atributos (valga la redundancia) buenos o malos a los que me refiera en esta publicación, no soy yo quien debe juzgar eso y, además, yo no comulgo con las creencias a las que me voy a referir. Como el nombre de la entrada indica quiero hablar de los piadosos y más concretamente de los "amigos de la religión católica".
Y es que me fascina la capacidad que tiene este colectivo para hacer gala de hipocresía. Hoy en concreto me ha venido a la cabeza por el despliegue al que nos hemos visto obligados a asistir en la Rua Mayor y alrededores como motivo del Corpus. Altavoces a todo volumen retransmitiendo la misa por las calles de una ciudad que se ubica en un país que dice ser aconfesional en su Constitución.
Y esta vez no vale la excusa de la Semana Santa y su enorme valor cultural, el Corpus, a este nivel, en Salamanca, no se ha celebrado en mucho tiempo, aunque de un par de años a esta parte se hayan inventado ese recital. No me parecería mal si también se hiciesen este tipo de publicidad con el resto de las religiones, pero no veo por ningún sitio una celebración judía, musulmana, budista, pastafarista o lo que sea. Si me preguntan, yo prefiero que cada uno elija su momento y lugar de culto, con libertad, pero si se hace publicidad se debe hacer de todas, sin distinciones. De la misma forma que se ha aprobado por votación dar la medalla de Cádiz a su Vírgen, también se ha hecho con el Fliying Spaguetti Monster y también debe concedérsele, aunque sea una tontería.
De la misma manera, que RTVE emita la misa, puede ser un servicio a la sociedad, o no. Mi vecina, por ejemplo, es bastante mayor y ve la misa por La 2 todos los domingos. No pasa nada, de hecho a ella le permite no tener que salir de casa. El problema vuelve a ser, de nuevo, el agravio comparativo. No se ven otras homilías diferentes y si una es un servicio a la comunidad las demás también.
Por Salamanca no vi altavoces públicos publicitando el desfile del Orgullo o la manifestación contra la mina de Uranio.
Y el principal problema es que cuando se trata de hablar de este tema con las personas implicadas, las que se consideran piadosas, siempre ocurre lo mismo. Aluden a que no se las respeta a ellas, si se pide eliminar, pero nunca hablan del escaso respeto que demuestran hacia los que piensan diferente. Lo más gracioso viene cuando se buscan en las enseñanzas de Jesús, su profeta, y se ve que actuaba contrariamente a ellos, él hacía el bien, aunque fuera en su perjuicio, él no buscaba notoriedad ni el "¿Qué dirán?". No buscaba dar una limosna los domingos para expiar los robos a las arcas públicas el resto de la semana. No buscaba dañar a gente inocente, ni desmerecer a los demás, ni destruir a los que pensaban diferente.
Y, de verdad, que es algo que choca mucho con la filosofía que dicen seguir, la cual, después de muchos años en un colegio de curas puedo decir que conozco bien, compartirla o no y, sobre todo, las formas, ya es otra cosa. No entiendo en qué punto entran todos esos "piadosos" con las cuentas en Suiza, los que buscan a los monaguillos, o los niños del campamento parroquial, para hacerles cosas innombrables, los que despellejan con mentiras a los que tienen alrededor, con el único objeto de hacer daño, los que piden "para los necesitados", incluidos la casilla de la Renta, pero que luego no aportan a obras sociales más que una ínfima parte (recordemos que Cáritas sólo recibe el 2% del presupuesto que el Estado le da a la Iglesia Católica) y todas las demás joyitas que, eso si, luego van a confesarse y a misa todos los domingos. Sin olvidarnos, por supuesto, de esos que se piensan que los necesitados sólo lo son en época de Domund o cuando hay que hacerse la foto para el periódico. Eso recibe un nombre, hace muchos años, y es Hipocresía.
Por suerte hay mucha gente que no es así, empezando por el Papa actual que, de momento, ha demostrado detestar tanto la hipocresía como la maldad en general. Se está incluso planteando excomulgar a corruptos y defraudadores para que luego los Granados de la vida no puedan aludir a su amor por la Iglesia Católica y su necesidad de acudir a misa los domingos en la cárcel. Si nos fijásemos más en el mensaje y menos en el templo, el mundo sería mejor. Pero de momento...
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