lunes, 11 de febrero de 2013

Ruptura de miocardio

Cuán abandonado tengo esto... Ya va siendo hora de retomar entradas a medias y empezaré hoy porque... porque hoy tenía que ponerme a escribir una cosa y creo que no tengo la cabeza lúcida como para hacerlo, aunque quién sabe si en un rato podré.
Además, tengo miedo, mucho miedo de la semana que va a empezar, uno de esos presentimientos que no sabes si es bueno o malo, o que incluso puede que ni el destino mismo haya decidido hacia qué lado inclinar la balanza.
Pero bueno, este era y no era el tema de este post (si, las dos cosas al mismo tiempo, no en vano mi credo sigue siendo el universo cuántico). Y es que llevo mucho tiempo, quizá demasiado, pensando sobre un tema, y tomando decisiones.
Este tiempo he reflexionado sobre muchas cosas y he podido comprobar lo complejas que son las relaciones humanas. Se que no voy a descubrir nada especialmente novedoso, ni desconocido para la mayoría de vosotros, pero nunca está de más pararse a reflexionar y a observar todos los intrincados lazos que nos mantienen en este mundo.
Las relaciones sociales son una maraña muy complicada de leer, y más aún de entender, aunque ni siquiera nos demos cuenta de ello. Todos y cada uno de nosotros nos podríamos representar como un insignificante hilo del que parten, y al que llegan millones de conexiones con los demás hilos. Algo parecido a lo que Felix J. Palma describe como un "mapa del tiempo" y que, por analogía, llamaremos "mapa de las relaciones".
Cada una de nuestras acciones y decisiones, ya sea de una forma razonada o sin que nos percatemos de ello crean o destruyen conexiones. Y estas conexiones pueden tener mucha, pero que mucha importancia para los hilos que las reciben. De manera que podemos llegar a desestabilizar la vida de las personas más inesperadas al realizar acciones, tomar decisiones en las que, al menos a primera vista, no están implicadas.
Qué barroco hablo a veces ¿verdad? Pero bueno, creo que me habéis entendido. El caso es que normalmente no vemos los hilos que nos mantienen unidos unos a otros y por eso provocamos efectos que no tienen por qué ser los deseados, ni sobre las personas deseadas.
Pero hay algunas veces en las que si podemos llegar a intuir esas conexiones, y digo intuir porque nunca podemos estar seguros de que existan o no existan. Pero intuirlas es suficiente para, si no quieres hacer daño a otros, tener mucho cuidado con cada decisión que tomas.
Y en algo así llevo demasiado tiempo, con miedo a hacer según qué cosas por la posibilidad de hacer daño a personas que no están directamente implicadas en esas cosas. Y es que un problema añadido a conocer en primera persona el sangrante dolor del desamor (además del obvio) es que tienes muchísimo más cuidado a la hora de poder producirle tal daño a otras personas. O bueno, al menos yo no quiero hacer daño a la gente, así, porque si, pero esta aptitud no debe estar muy extendida...
Como he dicho antes, esta vez he tomado una decisión, que he comprobado que ya es inamovible, hay una cosa que tengo que hacer, que necesito hacer y que me aterra, por muchos motivos. Así que si, esta semana va a ser "interesante" pero por suerte, pase lo que pase, y termine como termine, la siguiente comenzará, y la siguiente... no se va a parar el mundo por algo que yo haga.

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