Hoy se cumplen 80 años de uno de los momentos más vergonzosos de la humanidad, el bombardeo sobre Guernika por parte de la legión Condor de las filas Nazis alemanas. A ellos les sirvió como entrenamiento para lo que luego sería la 2ª guerra mundial, a Franco para amedrentar a los pocos republicanos que aún luchaban por España y al mundo... para descubrir que las reglas que había hasta entonces a la hora de hacer la guerra se habían perdido para siempre.
A partir de entonces empezaron los bombardeos sobre poblaciones civiles porque era lo más óptimo, al fin y al cabo no se podían defender. Se demostró que las prohibiciones sobre armas, como las bombas incendiarias, no eran más que papel mojado. Desde entonces el ser humano perdió los poquísimos escrúpulos que le quedaban.
No podemos olvidar episodios tan vergonzosos porque se lo debemos, porque durante años se prohibió hablar del suceso, de orgullosos que estaban, por supuesto, y porque, de aquellos lodos vienen estos barros. No podemos pretender entender de qué es capaz el ser humano si no somos capaces de recordar las atrocidades más cruentas.
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