Hoy amanecimos cansados por la caminata de los días anteriores. Además llegaba el día de dejar nuestra casita de Kioto y partir hacia Osaka. En la planificación inicial se decidió aprovechar lo máximo posible el día en Kioto y partir hacia Osaka ya a media tarde. El problema principal eran las maletas ya que no es muy agradable hacer turismo con ellas de la mano. Por suerte los encargados de nuestro alojamiento nos dejaron depositarlas pronto por la mañana en sus oficinas y pasar a recogerlas más tarde.
Por lo que el día comenzó transportando las maletas hasta la oficina, que se encontraba a 5 minutitos de la estación central de Kioto. El día se había despertado lluvioso, primera lluvia intensa del viaje y esperemos que última. Aunque la verdad es que hasta hoy hemos tenido mucha suerte con el tiempo. Depositamos las maletas, dejamos las llaves y nos pusimos en marcha.
Nuestra primera parada era el edificio histórico de Nintendo. Como ya he dicho ese día llovía bastante, lo que nos marcó el ánimo y los planes en cierta medida. En mi caso, ataviado con el poco honroso poncho no me sentía muy católico pero la situación mejoró en cuanto pude hacerme con un buen paraguas que me permitió prescindir de la capucha. Ya con las pertenencias a salvo nos acercamos a la placa que marca el edificio donde Nintendo hizo barajas Hanafuda durante muchos años. Actualmente no contiene nada, que se sepa, pero es un lugar de peregrinaje para los fans.
Desde allí ascendimos hacia Kiyomizu-dera, un complejo de templos al que no nos habíamos acercado ayer y que forma parte del patrimonio cultural de la UNESCO. Al encontrarse en la cima de una de las colinas de la ciudad constituye un gran observatorio para apreciar toda la extensión y los edificios. Por desgracia, con el tiempo que hacía las vistas no eran las mejores.
En el templo se encuentra, además, las dos piedras que forman el recorrido del amor (si, Japón es un país muy obsesionado con ese concepto) y una fuente con tres chorros de la que se dice que, dependiendo de cuántos bebas, obtendrás una bendición.
A mi, personalmente, lo que más me sorprendió y gusto fueron los andamios. Sí, soy así de raro xD. Resulta que se encontraba en plena remodelación. Obras que no terminarán hasta 2020. Y para preservar el lugar decidieron utilizar andamios de bambú de estilo completamente tradicional. Como os digo, para mi fue todo un espectáculo.
Una vez más nos encontramos con una gran multitud de japoneses, y sobre todo japonesas, vestidas con los trajes tradicionales. En este caso también había gran cantidad de extranjeros con estos trajes ya que el camino estaba plagado de tiendas de alquiler de kimonos.
Además de esas tiendas, la calle de acceso a Kiyomizu-dera estaba llena de tiendas de artesanía y productos tradicionales. Era todo un mercado al uso, y por supuesto varias tiendas de souvenirs, claro. Entre esas tiendas, por casualidad, nos encontramos con una tienda oficial de Estudio Ghibli, dentro de un pasaje que bien podía formar parte del bosque de Totoro.
En ese punto el grupo se había dividido involuntariamente. Por suerte habíamos decidido de antemano dónde íbamos a comer ese día y allí nos encontramos. Se trataba de un bonito restaurante de Tonkatsu en el que te preparabas tu mismo la salsa moliendo el sésamo y añadiendo otras especial al gusto. El tonkatsu consiste en carne con un rebozado especial, además de las salsas y toda la parafernalia. Lo cierto es que encontrar este restaurante fue todo un acierto, la comida estaba deliciosa, desde el plato principal hasta la sopa de miso, de la que yo, en condiciones normales, no soy muy fan.
Con fuerzas renovadas y ya un poco más secos, nos encaminamos en nuestro último paseo por Kioto hacia las oficinas donde habíamos dejado las maletas, las recogimos y partimos a la estación para coger el tren que nos dejaría en Osaka.
Como nuestro albergue, en esta ocasión, se encontraba a 5 minutos de la estación lo primero que hicimos al llegar fue acercarnos a dejar las maletas y a ver nuestras nuevas habitaciones. Naturalmente, aunque no hubiese estado tan cerca habríamos ido lo primero xD. En esta ocasión se trataba de un alojamiento un poco más occidentalizado, aunque seguimos durmiendo en futón la distribución era similar a la que puedes encontrar en un albergue europeo.
Tras dejar las cosas nos acercamos a la última visita del día, el observatorio de la torre Kuchu-teien. Esta torre se encuentra también a pocos minutos andando del hotel así que llegamos en nada. Habíamos planificado realizar la visita nocturna a este observatorio y fue todo un acierto. Osaka es un concepto de ciudad completamente distinto al de Kioto y ver todos los altísimos edificios extenderse en el horizonte, con distintas ventanas encendidas ha sido todo un espectáculo.
Por último, para concluir el día, entramos a cenar en uno de los macro centros comerciales que hay en Japón y que tienen plantas completas llenas de restaurantes de distinto tipo. En nuestro caso fuimos a dar en uno especializado en okonomiyaki, que es una suerte de tortilla rellena con cosas y salsa por encima. De hecho si lo pides de patata es, basicamente, como una totilla de patata deconstruida. Yo no lo tomé así, pero estaba bueno igual xD.
Y nada, ahora a descansar que mañana nos toca otro banquete culinario de carne procedente de las "vacas" más felices del mundo.