domingo, 15 de noviembre de 2009

Infinitamente pequeño

Pequeño, insignificante, inapreciable...
¿Es el mundo muy grande? ¿Es la inmensidad del universo lo que me hace sentirme así? Soy tan pequeño, tan invisible... Tan... insignificante. Importo tan poco. ¿Por qué sigo aquí? ¿Por qué trato de ordenar el caos?
Siempre he querido pasar desapercibido, se que es mi destino, que el menor número de personas se fijen en mi. Que mis acciones pasen desapercibidos. Nunca he querido fama ni reconocimiento. Ni tan siquiera he querido ser importante en la vida de casi ninguna persona.... casi ninguna.
Hay una serie de reglas que se que hay que cumplir y que me he saltado. ¿Qué me queda? ¿Aceptar la invisibilidad? Aceptar que estoy vacío, que no me llena ni aire, ni luz, ni oscuridad. Me compararía a un incorporeo pero hasta esa forma de existencia modifica el mundo más que yo.
¿Puede que llegue el día en que no afecte ni tan siquiera a las más ínfimas partículas de este universo, que ni siquiera se cumpla conmigo el principio de indeterminación? Que el hecho de que yo observe un fenómeno no lo modifique.
¿Para qué pienso, razono, siento, sufro, vivo, me exijo....? ¿Para qué existo? ¿Escuchar música hasta que el cansancio me pueda es mi destino?
Me siento infinitamente pequeño, casi 0 sin llegar a ello, un simple límite hacia la nulidad pero condenado a no alcanzarla, al menos en mucho tiempo.

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