martes, 29 de agosto de 2017

Un misil norcoreano sobrevuela Hokkaido

Hace 2 días un misil norcoreano surcó el espacio aereo japonés y parece que, esta vez si, el mundo ha reaccionado con cierto miedo, y en España cierta guasa, porque aquí somos así. Lo primero que hay que decir es que Corea del Norte lanzó otros 3 misiles un par de días antes que éste último y esos apenas tuvieron seguimiento, pero claro, no es lo mismo que los tire que que surquen los cielos de uno de sus países vecinos.
A los japoneses se les avisó por megafonía y por mensajes en sus teléfonos de que tuviesen cuidado y que si veían algo raro lo notificasen a las autoridades. Tiene que ser raro, y en cierto modo asustar, que te avisen de algo así. Pero claro, no podemos olvidarnos que tienen un país militarmente muy importante, y muy inestable, como vecino cercano, y son cosas que pueden pasar.
Naturalmente el primer ministro japonés anunció el despliegue de los escudos antimisiles y aseguró que nada ocurriría a su población ya que haría todo lo que fuese necesario para defenderla. En cierto modo, para sus planes de remilitarizar Japón tras el armisticio firmado con EEUU tras la 2º guerra mundial, viene bastante bien una acción como esta. Sobre todo cuando Donald Trump ha dicho que no quiere que la defensa de Japón le siga costando dinero a sus Estados Unidos.
Ahora, los "analistas internacionales" vuelven a hablar de la 3º guerra mundial, de que su inicio, por culpa de Corea, está más cerca que nunca y Twitter, como no podía ser de otra manera, responde y comenta sobre ello.
Bajo mi humilde punto de vista, hablar de 3º guerra mundial sólo porque EEUU se enfrente militarmente a Corea del Norte, a priori, se me antoja especialmente grandilocuente. Vale que puede degenerar en eso, si, si se meten China y Rusia de por medio. Si los misiles de Corea llevaran, en algún momento, una cabeza nuclear, podría ser un desastre de proporciones épicas, pero, a día de hoy, me parece terriblemente egocéntrico por parte de Estados Unidos asumir que cualquier guerra en la que participen es mundial. Tienen que asumir de una vez que ellos no son el mundo.

En cualquier caso es cierto que estamos más cerca que nunca de que esta guerra se suceda. Hace ya tiempo que el mundo está muy convulso, no se ha recuperado de la terrible crisis económica sufrida recientemente, a pesar del mundo de unicornios que describe Fátima Bañez aquí. Y lo peor no es eso, lo peor es que los líderes mundiales son cada vez más cortoplacistas e incompetentes.
El peor de ellos, es también el más peligroso. Donald Trump necesita una guerra para mantenerse en el cargo, la necesita como si no existiese otra forma de gobierno. Porque si no la hay, hasta su propio partido se le terminará de volver en contra con la menor brevedad posible. Ahora mismo le da igual que sea contra Corea, contra Venezuela o contra... Canadá, si es que le da lo mismo. Pero necesita recuperar ese espíritu del "Tío Sam", ese sentimiento de amenaza que haga que al norteamericano medio no le importe nada más que ganar guerras (que, por cierto, no ganan tantas como ellos se creen, pero bueno). Si no logran despertar este falso patriotismo es posible que la guerra se produzca, pero civil entre sus propios ciudadanos, y es que los confederados no se han dado por vencidos aún y tienen ganas de venganza.
El caso de Corea del Norte es tremendamente similar, aunque no lo parezca. El lider supremo norcoreano ha heredado el control sobre un país casi completamente militar que fue gobernado con mano de hierro por su padre y su abuelo. El problema es que ningún sistema dictatorial de esta índole puede durar para siempre y menos cuando su población se está muriendo de hambre. Hasta ahora ha mantenido el discurso de la amenaza de Estados Unidos y su guerra con sus vecinos del sur, pero algo tiene que ocurrir para que no se le subleve el pueblo hasta el punto de acabar con su régimen. Y esta claro que esto ocurrirá en su mandato, si una amenaza real no lo impide.
Ambos líderes juegan a las amenazas como críos de párvulos pero con armas de verdad. Ambos están llegando a un punto de no retorno al que nadie quería que llegasen pero que no han sabido gestionar. Y es que ¿qué se hace ahora? ¿Se deja que Corea siga jugando a los misiles? ¿Sube la apuesta Estados Unidos provocando una respuesta? Y encima, lo que está claro, es que a ninguno de los dos les va a ocurrir nada. La guerra sólo les trae beneficios, a ambos, porque ellos no serán quienes pongan en peligro su integridad. Estarán muy lejos del estallido de las bombas antes de que empiecen a caer, puede que juntos, comentando la jugada con una copa entre las manos.

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