Hoy he estado viendo "Tenemos que hablar". Nos gusta ponernos películas por la noche y, últimamente, nos ha dado por la comedia española. Bueno, "comedia española" ya sabéis cómo funciona eso, que nunca es realmente comedia si no que tiene su parte agridulce. Yo siempre pienso que constituyen una representación bastante fiel de la realidad, que suele acercarse bastante a ese nivel de ridiculez.
Mientras estaba pasando el rato con la película de fondo he tenido tiempo para reflexionar un poco, en general, sobre las situaciones. Sobre la cantidad de veces que la gente toma el camino "que debe" y no el "que quiere", sobre la cantidad de veces al día que las personas deciden tomar el camino cortoplacista.
No se, cuando vives sólo evitando que se derrumbe el castillo de naipes sin darte cuenta que en realidad es mejor reconstruir de 0, con cimientos más firmes, no puedes ver más allá del continuo deterioro. Atreverse a luchar por lo que uno quiere es muy difícil, porque la "tranquilidad" de la rutina, si además te permite quejarte de ella, es un bálsamo importante. Pero es como el de Fierabrás.
Hoy tengo la impresión de que no logro plasmar lo que realmente quiero decir, que se me han diluido las reflexiones con el tiempo desde que han venido hasta ahora que las escribo así que siento una entrada tan extraña pero... tengo que ordenar un poco mejor las cosas antes de escribirlas.
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