La semana pasada contamos con un día de fiesta entre medias y, claro, hubo que quedarse en Madrid (esta semana también ocurre eso pero aún no se qué actividades realizaré). Aproveché la ocasión para hacer un poco de turismo mágico por el centro y pasearme por las calles de la capital de España.
Y cuando me hablo de turismo "mágico" me refiero a visitar las cuatro estatuas del universo Harry Potter que hay repartidas por la ciudad, estas son Dobi el elfo, el Sombrero Seleccionador, el coche volador del padre de Ron y la Nimbus 2000 de Harry. No os diré dónde están para que las busquéis si queréis verlas.
Lo cierto es que fue un paseo la mar de agradable. De hecho no fuimos en metro, hicimos el cuadrado que componen a pie y ya veníamos de un restaurante lejano que ya os contaré otro día cuál fue y qué me pareció.
La cuestión es que, con la excusa de las figuras, algunas más conseguidas que otras, como podéis ver, pasamos un día de fiesta entretenido y me sirvió para irme haciendo un poco más a las calles de Madrid. Claro que parecía otra ciudad distinta a la que estoy acostumbrado, es lo que tienen las grandes ciudades, en realidad son muchas ciudades distintas juntas, no una sola.
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