Como todos los años por estas fechas en el paseo dominical y vespertino nos hemos encontrado con las mesas de las Jornadas Micológicas. Ya sabéis ese evento donde los micólogos colocan sus mejores especímenes para disfrute del gran público, lo que nos permite conocer un poco mejor la flora (¿o fauna? Habría que buscar un tercer sustantivo para este tipo de especies) de la región.
Este año se nota especialmente que los dueños de las colecciones tienen sus elementos guardados durante bastante tiempo porque con las pocas lluvias que estamos teniendo este otoño es imposible que hayan encontrado tal variedad en el monte, y menos de esos tamaños.
Ha tenido que explotarnos en la cara el cambio climático para que nos demos cuenta del verdadero daño biológico que estamos provocando. Ya no sólo por la sequía que asola pantanos, dejándonos con el agua justa, o con la pérdida de cosechas, también en la variedad de especies que vamos a ir encontrando en las fechas venideras. Incluso las castañas están incomibles que frescas y recién compradas parecen momias de cientos de años
Y eso no por hablar de la contaminación y las alergias que cada vez son peores y más intensas. En Madrid en concreto el aire esta terriblemente sucio pero oye, que para el Black Friday se levantan las prohibiciones de circulación. Es terriblemente absurdo.
Por otro lado esta exposición me ha vuelto a dar ideas para futuros proyectos científicos, que siempre está bien, y seguro que en mi nuevo ambiente las ideas novedosas si que son apreciadas y reconocidas en su totalidad.
Además de que siempre es agradable observar la inmensa variedad de formas y colores que se aprecian en estas especies tan singulares de seres vivos. ¡Hasta el año que viene que las vuelvan a colocar en su lugar de costumbre!
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