Como podéis ver sigo bastante ocupado, tengo varias entradas pendientes para este blog, pero el deber es el deber y ya habrá tiempo para dedicarse a ellas. Hoy no quería dejar de pasar por aquí a comentaros un interesante artículo que se ha publicado en El País, al menos en su versión digital.
Se trata de la 2º parte de la historia del fraude científico que, de momento, se le atribuye a Susana González López. En este caso la ironía que, a quien a riesgo de su perjuicio denunció la situación que se estaba produciendo, porque así se lo pedía su integridad, se encuentra actualmente en búsqueda de un empleo mientras que, quien cometió, y vuelvo a decir, presuntamente, el fraude, mantiene una plaza fija en este país de pandereta.
Y es que las tres retractaciones que van hasta el momento dan, cuanto menos, bastante prevención sobre el buen hacer de esta trabajadora de la ciencia. Lo que está claro es que el español medio no tiene la integridad del... ¿japonés medio?
Por suerte hay gente que sigue valorando la buena ciencia por encima de todo y son capaces de decir aquello que, a su juicio, no es del todo correcto. Además, la existencia de páginas como PubPeer permiten que, aunque el sistema de revisión por pares se haya convertido en esa maraña corrupta que es ahora, en la que no se entra a comprobar los resultados siempre que éstos sean novedosos y vengan de "grandes nombres". Los artículos aún pueden someterse, a posteriori, a un verdadero escrutinio científico donde se puedan plantear las dudas que queden sin resolver y que, si las conclusiones no son correctas, o no se sostienen suficientemente, se ponga en conocimiento de la comunidad.
Nunca debemos olvidar que el científico debe cuestionarlo todo, incluso los pilares mismos sobre los que se asienta su trabajo.
El artículo al que me refería es este, que por poco no os lo pongo:
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