sábado, 18 de marzo de 2017

La sexta columna: ¿Nos espían?


Ya sabéis que últimamente me gusta hacer recomendaciones. No se por qué, cuando antes no hacía muchas, pero oye, en distintos momentos de la vida se hacen distintas cosas ¿no? En fin, que hoy venía a recomendaros el programa que ha emitido hoy La Sexta Columna sobre las últimas filtraciones de Wikileaks sobre el espionaje masivo de la CIA sobre todo dispositivo "inteligente".
No tenía yo mucha confianza, y la verdad es que se han tratado los temas desde una perspectiva un tanto amarillista, pero por lo general me ha gustado el programa. Creo que retrata bastante bien las distintas formas en que se ha dicho que el organismo estadounidense violaba sistemáticamente la privacidad de las personas.
¿Eso quiere decir que a ti en concreto te espiaban con tu televisor? Pues no, ni por la cámara del portátil, ni por el teléfono ni de ninguna otra manera. Pero eso no quiere decir que no pudieran hacerlo, que no guardasen los datos. Son cosas diferentes. Nunca he sido una persona que se emparanoie con las teorías de la conspiración sobre espionaje internacional y agentes federales leyendo día y noche todo lo que pasa por tu vida (pobrecillo el que le tocara, se iba a aburrir lo que no está escrito). De hecho, si no no tendría un blog, o varios, lógicamente. Pero si que defiendo el derecho a la intimidad porque creo que es básico para que se puedan forjar relaciones de confianza.
El programa también ha tratado la problemática de la cantidad de información que comparte la gente incoscientemente. Con esto no quiere decir que yo no la comparta, quiere decir que si que soy consciente. En las redes sociales se monitoriza cada paso que damos, y dentro de poco, incluso, cada pixel que miramos. Todo para vender esa información a empresas de publicidad. ¿Es algo negativo en si mismo? Yo creo que no tiene por qué serlo. Es cierto que somos mercancía, como usuarios pero, si seguimos teniendo criterio para decir ¿qué hay de malo en que te presenten anuncios que te puedan interesar en vez de comerte toda la morralla? Y repito, siempre hay que ser consumidores informados y se debe perseguir el engaño. Pero eso no está reñido con la personalización.
Por último, y este es el punto más amarillista al que me refería al principio, tratan el tema de la facilidad con la que se puede producir un hackeo completo de cualquier dispositivo. Sin ni tan siquiera la necesidad de tocarlo. Creo que en este tema se quedaron muy en la superficie, con las típicas cintas adhesivas en las cámaras y micrófonos, leer los permisos que requieren las apps al instalarlas, contraseñas largas, enrevesadas y no repetitivas, etc.
Todo eso está muy bien, pero la realidad es que ni siquiera es necesario engañar al usuario para que instale cualquier aplicación maliciosa. Todos los años se celebran varios concursos de hacking en el mundo en los que los diferentes dispositivos van cayendo en cuestión de minutos, sin ni siquiera tocarlos, sin que nadie tenga que dar permiso para nada. La ingeniería social, que es como se han llamado tradicionalmente los ataques que requieren de la participación del ingenuo usuario final, sólo sirve para hacer el trabajo mucho más rápido y sencillo, pero no es necesario. Existen formas, ¿como creéis que se realizan los verdaderos ataques? ¿Cómo actúan las agencias de inteligencia de los distintos países? Los aviones son, a día de hoy, hackeables en vuelo ¿por qué iba a ser un estúpido reloj con una manzanita por detrás más seguro?
Por todo ello, no merece la pena obsesionarse con la seguridad. Todo sistema es sensible a ser accedido. Toda seguridad puede ser vulnerada. Una vez que aceptamos eso, ¿por qué preocuparse, si es algo que no tiene solución? La máxima de la seguridad informática sólo busca que la dificultad de violar un sistema sea tal que el coste sea mayor que el de la información que protege, por tanto, asume que siempre va a poder caer, sólo es una cuestión de coste-beneficio.

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