Bueno, ya sólo falta una semanita para mi regreso al País del Sol Naciente. Esta vez más días, a visitar más sitios y con más personas. Pero de nuevo se repite el hecho de que supone un cambio de ciclo, el cierre de una etapa dolorosa para empezar una nueva llena de logros y buenos augurios. De momento no ha empezado mal.
Los que me seguís hace tiempo ya sabéis que el viaje a Japón era parte de la celebración por la lectura de la tesis que al final no ha podido ser. Es una auténtica lástima que no sirva para lo que era, pero era un regalo que no se podía "descambiar" y, como digo, es una forma muy poética de concluir, al fin y al cabo, empezó con un viaje a Tokyo, se agravó enormemente con este mismo país, y termina con una purificación por los templos de sus concurridas calles.
Algunos de los que fuimos hace cuatro años y medio repetimos, otros, por desgracia, no se han podido unir a nosotros esta vez y, sinceramente, se les va a echar mucho de menos. En cambio hay gente nueva a la que descubrirles este país de contrastes. Va a ser un viaje muy distinto, aunque pisemos las mismas calles, durmamos en los mismos futones y los bañemos en las mismas bañeras.
Yo soy una persona distinta a la que era entonces, aunque siga siendo la misma. Aquella vez me dejé guiar por los expertos que ya lo conocían todo, dejé que quienes hablaban la lengua se expresaran por mi. En esta ocasión estoy tomando decisiones importantes en cuanto a la organización. Por suerte con un asesoramiento de mucho nivel y mucha ayuda también. Espero que quede tan chulo como es en nuestras cabezas.
Ya os iré contando las aventuras que nos acontezcan por allí. Qué vemos, qué nos perdemos, cómo es todo por allí, con la sakura recién florecida. Sin aburriros, eso si. Me gustaría salpicaros con un poco de la magia de Japón, sin llegar al empacho, sólo unas ligeras pinceladas.
Por de pronto hoy encabeza la entrada la imagen de los Yenes, que a mi, en cierto sentido me trae recuerdos de nuestra querida Peseta. La moneda con la que moverse por allí. Es complicado hacer un cálculo aproximado de cuánto cambiar, cuándo es el mejor momento para hacerlo, etc. Pero hasta esas pequeñas aventurillas son importantes, incluso aunque ahora mismo puedas sacar dinero de cualquier cajero automático que te encuentres por la calle. O recargar tu Suica por internet. Pero también es interesante tratar de calcular y, al final, ver cuánto te has desviado. En la anterior ocasión yo no me desvié ni un ápice. Volví justo con lo que quería, una moneda de cada tipo (los genes de numismático no perdonan) pero era algo más sencillo, íbamos sólo una semana. Esta vez son dos, con una primera de "interraíl" por las ciudades más antiguas. A ver si hemos dado en el clavo.
Os repetiré en varias ocasiones que este va a ser un viaje de introspección. O al menos voy a intentar que lo sea. Es cierto que entre mucha gente hay menos tiempo para uno mismo pero también lo es que hay tiempo para todo. Hay quien medita haciendo la Ruta 66 o el Camino de Santiago (que tengo muy pendiente y espero narraros mis aventuras por él en no demasiado tiempo), y también quien se recorre los templos de Japón. Me gustaría mucho poder hacer esa ruta que muchos nipones hacen en su camino al autodescubrimiento, pero mi nulo dominio del idioma no me lo permite, de momento. No descarto hacerlo en algún momento de mi vida.
De momento me embarco en este viaje que estoy seguro que marcará el inicio de muchas cosas buenas. Os mantendré informados.
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