rayar(se):
- Como transitivo, ‘hacer líneas o rayas [en algo]’: «De pronto empieza furiosamente a rayar el papel» (García Paso [Col. 1988]); y, como transitivo o intransitivo pronominal, ‘estropear(se) una superficie lisa o pulida con rayas o incisiones’: «De esa forma se corre el riesgo de rayar la superficie» (Crea Curación [Arg. 1995]).
- Cuando significa ‘lindar con algo o estar próximo a algo’, casi siempre en sentido figurado, se usa normalmente como intransitivo, seguido de un complemento precedido de en o, menos frecuentemente, con: «Se encerró en un mutismo arisco que rayaba en la descortesía» (Montero Trenza [Cuba 1987]); «Es un estado de humor que raya con el hastío» (Caretas [Perú] 12.6.97). A veces se suprime la preposición: «Los invitados expresaban su alegría con un entusiasmo que rayaba el paroxismo» (Argullol Razón [Esp. 1993]); pero lo normal, en el uso más culto, es mantenerla.
- Otros usos intransitivos son, dicho de día, alba, etc., ‘amanecer’: «A veces me mantenía despierto hasta que rayaba el día» (Quintero Danza [Ven. 1991]); y ‘alcanzar determinado nivel de perfección’: «Ninguno de los dos equipos rayó a gran altura» (País [Esp.] 16.9.77).
- En el habla coloquial de varios países de América, especialmente en el Cono Sur, y en el habla juvenil de España, se usa, como intransitivo pronominal (rayarse), con sentidos que van desde ‘trastornarse o volverse loco’ a ‘enojarse o hartarse’: «Un pibe se le puso al lado y empezó a bailar con ella. Pero la mina estaba casada, y el marido se rayó, lo encaró al pibe mal, y este sacó una navaja y le cortó el brazo» (Polimeni Luca [Arg. 1991]).
- En este verbo y en todas las palabras de su familia léxica, como rayado (‘con rayas’ y, coloquialmente, ‘loco’), rayadura (‘acción de rayar(se)’ y, coloquialmente, ‘locura’) o rayano (→ 6), son incorrectas las grafías con -ll-, que corresponden al verbo rallar (‘desmenuzar [algo] restregándolo contra un utensilio metálico con agujeros de borde saliente’; → rallar).
- El adjetivo derivado rayano (‘que raya o linda’) rige un complemento introducido por en o, más raramente, con: «Escrutaba la foto con un interés rayano en la idolatría» (Díaz Piel [Cuba 1996]); «La escena es de una neutralidad erótica rayana con la asexualidad» (RdgzJuliá Cruce [P. Rico 1989]). No es correcto introducir este complemento con a: interés rayano a la idolatría.
No os voy a engañar, pensaba que esta entrada me iba a quedar un poco más poética ya que iba a entrar diciendo que uno no puede, semánticamente hablando, rayarse (refiriéndome a darle muchas vueltas a un mismo tema). Pero parece que la RAE, en parte, me quitaría la razón con su cuarta definición. En cualquier caso es un uso reconocido solamente en países de América y, dado que no se me ha informado de que España haya cambiado de continente, consideraré que mi crítica a cierta frase y, principalmente, a cierta forma de "ayudar" sigue siendo válida.
Como podéis deducir de esta introducción tan poco inspirada quiero quejarme de "No te rayes.", esa frase tan manida y que tan poco me gusta pero que tanta, tantísima gente utiliza para tratar de dar consuelo, o para tranquilizar a su conciencia por no dar ningún consejo válido pero que parezca que tienen algún tipo de preocupación.
Yo seré muy drástico pero cuando me dicen esa frase o cualquiera de sus variantes como "es que te comes mucho la cabeza", "¿ya te estás rayando otra vez?" o similares, lo único que oigo es "lo que me estás contando me importa una puta mierda así que cállate y déjame en paz pero si a mi me pasara algo minimamente parecido exigiría que te mojaras de alguna forma" o, en casos muy contados "no tengo ni la más remota idea de qué puedes hacer así que lo mejor que puedes hacer es dejarlo correr y ya se solucionará solo".
Las cosas no se solucionan por si solas y, aunque se que obsesionarse no es bueno, pensar no es algo malo. Si la gente lo hiciera más igual se daban cuenta de que es algo saludable, bueno, y les daría menos motivos para lamentarse.
Espera... qué estoy diciendo. ¿Acaso yo tengo algo más que problemas? Este puente iba a dedicarlo a descansar, descansar de verdad, no hacer nada, ni pensar. Eso dije ¿no? ¿Por qué lo dije si sabía que no iba a ser posible? Ya antes del propio puente me empezaron a surgir preocupaciones... Preocupaciones bastante importantes. En especial tres.
Una que, espero poder solucionar y que no me atañe a mi tan directamente como las otras, pero que me preocupa bastante. En parte es la más ligera porque, aunque yo haga todo lo posible por arreglarlo, al final, no depende de mi.
Pero las otras dos... se parecen mucho en varios aspectos, aunque no tienen nada que ver. Son nuevas pero recurrentes. Ambas atañen a mi futuro, una al más inmediato y al de más largo plazo y el otro a un futuro más intermedio en ambos aspectos, ni es inmediato ni duraría más que un "breve" periodo de tiempo. Pero para ambas he de decidir a lo largo de los próximos... ¿5? días y tengo la sensación de que, en ambos casos, voy a escoger mal. En ambos casos voy a elegir la opción de "la llave de judo", de agachar la cabeza... de hacerme daño para no hacérselo a otros, eso si tratando de convencerme a mi mismo de que es "la menos mala de las opciones" y que cualquier otra sería peor.
Así que si, "me rayo mucho", no hago otra cosa. Pero para mi el acallar a mi cabeza con licores varios u otras sustancias no es una opción. No sería una excusa equivocarme por no haberlo razonado del todo. Y no, no voy a aceptar como consejo que "no me coma la cabeza" porque eso no es ni siquiera una opción. Para esa respuesta prefiero no pedir ayuda.
Cada vez tengo más gente alrededor y cada vez me siento más solo, aislado. Eso me trae recuerdos de la infancia y de la forma en que se que la soledad más profunda es aquella que se produce entre un montón de gente. Si al menos pudiera terminar de perder el juicio y así escucharme a mi mismo y decirme aquellas cosas que necesito saber... Siempre me queda la tercera salida, cada días más planificada...
Pero, cambiando diametralmente de tema, no quería terminar el post sin deciros que hoy fui, por fin, a ver Frozen, la nueva película de Disney, y me ha encantado. Elsa ya sabía que me iba a gustar, pero Anna también me ha sorprendido muy gratamente. La película es muy muy recomendable y no hace falta que os fiéis de mi, que ya sabéis que me encantan las películas de la factoría de los sueños, todo el mundo que habla de ella lo hace en muy buenos términos.
Ahora solo espero que, de alguna forma, desarrollen más ese nuevo mundo, con su nueva reina y su nueva princesa.
¡Larga vida a la reina Elsa!
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