13 de Junio, día en el que todos los ayuntamientos de España tienen que estar constituidos con o sin acuerdos. Esto ha supuesto muchos tiras y aflojas, muchos cruces de declaraciones, dejarse querer un poquito y formar frentes comunes.
Ahora ya ha pasado todo y en ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia o Cádiz han quedado relegadas al Caos como bien ha marcado el tiempo tormentoso que nos ha acompañado este día. En éstas grandes ciudades españolas la ciudadanía apostó por el cambio, por el desorden antidemocrático, los "soviets" y todo lo que huela a comunismo, en definitiva, por el Caos. Por el bendito Caos.
Ese Caos que "los de siempre" han tratado de evitar por todos los medios. ¿Por el mal que iba a suponer para la ciudadanía? No, porque demostraría que las cosas se pueden hacer de otra manera con lo que sus amiguismos, sus tratos bajo mano y sus sobres quedarían completamente fuera de lugar y sólo les quedaría la extinción.
Pero ¿ha ocurrido esto en todo el territorio? No, por suerte para los azules se cumplieron los peores pronósticos y Naranjito se transformó, mágicamente, en Visagrito permitiendo que, en muchos lugares, la política se haga como siempre. ¿Y todo para qué? Para obtener algún tipo de promesa de poder posterior. Sinceramente creo que los de la formación Naranja se han suicidado políticamente porque ¿para qué iban a votarles en las siguientes elecciones si no han sido capaces de cumplir ni con sus líneas rojas?
¿Acaso están Griñan y Chaves fuera de la política? ¿Acaso no están surgiendo corruptelas con la propia Cristina Cifuentes? Ya no con las listas que ella no confeccionó, sino con ella misma... ¿Para qué votar a una marca blanca si te puedes llevar la sodomía oficial?
En fin, que sólo el tiempo dirá si los cambios han sido para bien o para mal, pondrá a cada uno en su lugar y enseñará aquellos errores que se cometerán, que no serán pocos. Eso si, como he dicho en otras entradas, la ilusión se nota cada vez más fuerte, y el miedo está cambiando de bando.
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