domingo, 26 de febrero de 2012

Pequeña reseña de un largo día

Ayer dije que era poco probable que vierais entradas personales en un tiempo y, un día después aquí me planto con una... Si es que soy de lo que no hay. Pero bueno digamos que hoy ha sido un día largo, aunque haya durado solo 12 horas...
Pero empecemos por el principio. El día ya no se auguraba bueno desde la misma noche... Tener que permanecer despierto de 3 a 4 de la mañana, por causas ajenas a tu propia voluntad, cuando a las 2:55 estabas plácidamente dormido nunca augura nada bueno.
Por suerte mi cerebro me regalo uno de esos escasísimos sueños que desearía tener todas las noches (y no, no penséis mal, que ESOS sueños no los querría tener todas las noches, creo que ni siquiera querría tenerlos...). Y como todo lo bueno tiene su contrapartida mala, en el mejor momento del sueño me despertaron... cosas que pasan supongo. Pude volver allí, pero no retomar la situación con lo que me negué a levantarme de la cama hasta bien entrado el mediodia...
Y la tarde... la tarde ha sido larga y agónica, con momento de esos que me hacen sentir gilipollas incluido. Pero bueno, este pequeño átomo está destinado a vagar por el frío y gigantesco cosmos por toda la eternidad.
Por la noche, tras unos vicios en Vita me dispuse a publicar las entradas que habéis recibido hoy y nada, aquí estoy, no hay mucho más que contar.
Tengo una enorme sensación de vacío producida por mis actuaciones de los últimos días y por todo el caos que enreda mi cabeza y no me deja pensar más que simples razonamientos. Ahora mismo soy completamente incapaz de valorar mis actuaciones, de otorgar veracidad a las informaciones desde simples rumores videojueguiles hasta las más complejas tramas literarias.
La mayor parte de los axiomas de mi vida han ido desapareciendo los últimos meses y ahora no soy capaz de valorar mis actuaciones... Solo hay una cosa de la que estoy seguro, debo volver a levantar mi coraza, esa coraza que me protegía hace años, pero que, sobre todo, protegía a los demás. Ahora mismo y hasta que mi brújula vuelva a orientarme sobre lo que está bien y lo que está mal de manera clara y concisa debo reconstruir la coraza.
Y ahora me voy a la cama, esperando volver a tener un bonito sueño como el de anoche. Desde luego los sueños son mejores que la realidad...

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