domingo, 1 de julio de 2012

Con las manos atadas

Me siento inútil, total y completamente inútil. Ese es el sentimiento más grande que hay en mi interior ahora mismo. Tengo una sensación de impotencia increíble, de no saber qué hacer, de no saber cómo ayudar a mi ser más querido, porque, en verdad, yo no puedo hacerlo.
Acaba de concluir, o al menos eso creo, otro fin de semana social. Y bueno, no debería tener queja, ha ido toda la semana bastante bien, incluso he avanzado con el proyecto aprovechando los buenos momentos. Pero ahora mismo estoy peor que la semana pasada. Con un nudo en la garganta que casi me impide respirar, la expresión del rostro, completamente hierática y sin ningún ánimo para hablar de nada, con nadie.
Me gustaría decir que me siento así por las cosas que he visto esta noche o por cómo me he sentido por alguna persona con la que he estado, pero mentiría. Me mentiría a mi y mentiría a internet. Eso nunca me ha afectado, hoy no lo ha hecho y, en caso de afectarme, no lo haría de esta forma.
No, llevo toda la noche pensando en lo mismo, pensando en la misma persona de siempre. Esa que ayer comía un helado y que me alegró la tarde con su sonrisa. Esa preciosidad que hoy no ha podido estar con nosotros porque tenía asuntos más graves que atender.
Habría dado cualquier cosa por estar a su lado, por poder ayudarla, por servirle de apoyo. Pero se que cuenta con gente con la que tiene mucha más confianza y que yo... poco podría hacer. Saber eso no hace que me sienta menos impotente, menos inútil, mejor.
Me ha costado mucho mantener mi máscara, o al menos lo que quedaba de ella. Menos mal que mi innata invisibilidad ha logrado ocultar un poco las fisuras de la careta. ¿Cómo habría podido explicar lo hundido que estaba por dentro? ¿Cómo explicar que me ardía la conciencia por no estar al lado de quien quería estar? ¿Cómo iban a entender lo inentendible?, porque al fin y al cabo yo no tengo arte ni parte en todo este asunto ¿verdad?
Se que no sirve de nada, pero aún así quiero enviarle a Ella todo mi apoyo y mi cariño. Ahora mismo me gustaría que supiera que estoy con ella en cada instante, en cada segundo, sin que haya ni uno solo de excepción. Aunque se asustara y me considerara un perturbado o algo peor. Me gustaría ayudarla a descansar que ya se lo merece... Espero que el dolor no sea muy grande y que pueda volver a sonreír muy pronto.

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