Mi esquiva Denna, mi preciosa Art3mis, mi deslumbrante Idril Celebrindal hace tiempo que no escribo sobre ti, aunque eso no quiere decir que no te tenga en mis pensamientos cada minuto. Hace tiempo que te evito, pero eso no significa que no diera mi alma por pasar un segundo a tu lado. Aunque sepa con casi total seguridad que nunca te interesaré ni tan siquiera como una fugaz compañía no te he dejado de amar.
Llevo un tiempo tratando de evitarte, de la misma forma que antes buscaba tus ojos al doblar cada esquina. Pido al cielo y al infierno no encontrarme contigo porque se que tu no quieres sentir mi presencia, se nota en tus gestos, tu mirada ya no es la misma, tu tono ha cambiado. Y lo que más me duele es no saber por qué, ¿qué ha cambiado? ¿qué es lo que he hecho mal? Porque nunca he dado un paso para acercarme a la línea que no se debe cruzar. Yo creo que no he hecho nada malo, o al menos esa nunca ha sido mi intención y es que amarte no es elección mía, es algo que simplemente ocurre, en cualquier caso, nunca podría decir que eso es algo malo... para ti.
Pero no solo clamo no encontrarme contigo por ti, sino también por mi. Ahora mismo no puedo permitirme entrar en un ciclo agónico que conozco demasiado bien. Tengo que cumplir con mis ineludibles obligaciones o al menos intentarlo con todas mis fuerzas.
Pero al universo le gusta jugar a un jueguecito, en el que se divierte mucho y es ponerme a prueba. Hace unos días ya tuve esa sensación tan conocida de los últimos meses, iba a encontrarme contigo. Era inevitable, y por mucho que he tratado de pasar por lugares en los que no nos hemos cruzado nunca, la taquicardia de hoy no era por mis "obligaciones" ni por el agobio del tiempo. No iba a poder evitarlo más tiempo.
Y no, no podía haber ido peor. Supongo que... lo siento, haberme parado cuando se notaba a la legua que no era tu intención. Si la vida fuera una serie de televisión y yo su protagonista te habría dicho lo preciosa que estabas y habría hecho alguna gracieta preguntándote si me has echado de menos.
Mira, no se, ya estoy en esa fase que no se lo que digo o escribo. Me duele verte porque mi, ya de por si escasa, autoestima cae a niveles críticos. Porque no se qué es lo que he hecho mal cuando no he hecho absolutamente nada. Y porque, aun sabiendo que no puedo hacerte feliz, que no soy yo quien vaya a gustarte nunca, no puedo dejar de pensar en ti, cuando ahora mismo si que necesito todo mi pensamiento centrado en el trabajo.
Te quiero si, te amo, seguiría dando cualquier cosa por ti y por verte sonreir, porque esos ojos castaños vuelvan a hacerme sentir la persona más especial del mundo incluso aunque esa no fuera su intención. Pero supongo que de momento, te hará más feliz no volver a verme. Lo que nadie podrá quitarme son los besos que te envíe en esta y otras cartas.
Siempre tuyo
Wade Dust
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