¿A qué me atengo? Se que no debo darle vueltas a las cosas, al menos no tantas vueltas, pero es algo que está en mi naturaleza y que no voy a cambiar así que darle vueltas es algo inherente a mi.
Y normalmente es sencillo. Se evalúan todas las posibilidades, se analizan y solo una de ellas cumple con todos los requisitos para ser verídicas en mi universo. Las otras, aunque tengan más probabilidades que la elegida no ocurrirán.
Pero ¿qué ocurre cuando la navaja de Ockham y la mala suerte van por un lado y la inverosimilitud y complejidad características de todos los sucesos que me han acontecido hasta el momento van por otro?
Porque antes sólo había unas poquitas explicaciones a todos mis análisis que cumplieran semejantes requisitos y era fácil conjeturar y predecir. Ahora no lo es, me siento... me siento... no se cómo debo sentirme. Probablemente no debería sentirme de ninguna forma, ni siquiera debería tratar de sacar conclusiones de actos tan... carentes de importancia. Pero da la casualidad que siempre he pensado que los actos involuntarios o a los que menos importancia se le da normalmente, son los únicos que nos permiten llegar a unas conclusiones acertadas porque son los que, a priori, serán mas sinceros.
Ahora creo que voy a tomarme una chocolitana mientras voy a por el semanal universitario para ver si me despejo un poco que creo que no me viene mal.
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