La física cuántica, la física de lo más pequeño nos demuestra, o al menos lo intenta, que todo el Universo es aleatorio. Todo. En su inconmensurable extensión. Por lo menos en nuestra escala de comprensión es así. Yo siempre he sido un poco escéptico acerca de la aleatoriedad, decantandome más por una infinidad de variable ocultas que aún no llegamos a entender. Pero lo cierto es que, de momento, el azar es la única respuesta válida.
Y hay que admitir que el azar juega muy bien sus cartas haciendo que, al final, hasta los más definidos trabajos terminen llevando a la aleatoriedad (o, al menos, a la pseudoaleatoriedad).
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