Hoy ha sido un día duro, muy duro. El choque de un viaje, con el relax, las risas y todo eso, con la realidad laboral ya es grave, como para que encima ocurra con sueño.
Como ya visteis ayer nuestro vuelo se retrasó, y si ya íbamos a llegar de madrugada, al final pillamos la cama a horas más intespestivas. Yo posé mi cabeza sobre la almohada a las 4:30 más o menos. Suerte que llevábamos un gran conductor que nos trajo a Salamanca sanos y salvos.
El mayor problema no fue la hora de acostarse (y la de despertarse esta mañana), lo peor es mi "manía" de no dormir en los viajes. Eso agrava mucho mi situación a la vuelta con lo cual no estoy hoy muy católico para contaros nada.
Eso sí, os voy a dejar con uno de los momentos más recurrentes del viaje, para que lo gocéis cosa mala xDDD.
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