Llevo ya unas semanas reconstatando el poder de unión que tiene la existencia de "enemigos comunes". En todos los ámbitos de la humanidad da igual el color o las ideas. Da igual lo enfrentado de las posturas iniciales, en cuanto aparece un enemigo común todo se olvida.
Viene intrínseco en la condición humana, escrito en su ADN, igual que la maldad que nos envuelve en cada uno de nuestros pasos. Hay veces que pienso que los grandes escritores de ciencia ficción conocían excelentemente bien al Ser Humano cuando pronosticaban que la única forma de unir a la humanidad sería una raza extraterreste (o terrestre) que quisiera acabar con notros.
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