Una de las cosas que siempre me han sorprendido del ser humano es la capacidad que tiene para realizar actos irracionales. Ese tipo de actos con el que, encima, no se obtienen beneficios. En concreto, hoy, me estoy refiriendo a los actos vandálicos de deterioro o destrucción del mobiliario urbano.
Quemar contenedores, por "diversión". Destrozar papeleras, árboles, elementos decorativos... Uno de los favoritos estos últimos años es el volcado de bancos. Debe ser que uno se siente "muy macho" girando un banco de la calle o algo. Igual hasta consiguen un polvo, o dos. Claro que de esto último un poco de culpa tienen los constructores, que no los colocan con el anclaje exigido por la ley para evitar peligros.
Lo que me gustaría saber es qué se obtiene por tirar unos columpios infantiles. Cuál es el premio, social u hormonal. Porque vamos, no me lo explico. Tomarse la molestia de volcar un tobogán infantil. ¡Si es que no compensa!
Igual me estoy quedando anticuado en esto de las tribus, pero vamos, que no entiendo a la juventud de hoy en día...
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