Hoy ha sucedido el enésimo accidente de aviación. Muchos son últimamente. Claro que cada vez despegan más aviones y la estadística suele ser previsible, si no no funcionaría el universo. No voy a hacer una crónica del mismo ya que, a lo largo del día, ya se ha dicho todo lo que se podía decir. Tampoco voy a entrar en debates sobre las causas que han podido darse para que un avión se estrelle, sin ningún problema mecánico ni atmosférico, al menos aparente, en plenos Alpes. Ni voy a hablar del drama humano ya que, para mi, no es mayor ni menor drama el hecho de que hubiera españoles a bordo. El drama es el mismo por todos los pasajeros, independientemente de su nacionalidad, raza o religión...
No, hoy quiero utilizar el dedo para señalar a todas esas personas (llamarles animales sería un piropo), todos esos ignorantes y completamente faltos de sentido común que, durante la mañana, inundaron las redes sociales criticando el seguimiento que estaba realizando Telecinco del accidente, actuación que les impidió ver Mujeres y Hombres y Viceversa.
Y es que es asqueroso tener, siquiera, que comentar algo así por aquí, pero si, aunque parezca increíble, aunque suene a ciencia ficción era realidad. Ha habido varios cientos, o miles, de personas que se han cabreado por no poder ver una pura basura intelectual camuflada como programa debido a un accidente en el que han muerto 150 personas.
Igual soy yo el raro pero creo que si el avión sólo hubiese estado lleno de esos cabeza huecas (bien los que participan o visualizan ese subproducto) a lo mejor, incluso, habríamos salido ganando...
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